Después de 8 meses de traerlo a casa, pudimos finalizar la adopción de Gabriel. De acuerdo con el calendario en la puerta de la corte, nuestro caso duraría 1 minuto:
Duro más de un minuto. De hecho, el juez no llegó hasta las nueve y cuarto. Nuestra trabajadora, Melissa, social estuvo ahí (tuvo que testificar que eramos buenos padres, bla, bla, bla), y justo un fotografo del diario estaba ahí sacando fotos para un artículo sobre Melissa.
El juez no parecía entender mucho la situación, porque hizo varias preguntas que me parecieron raras. Por ejemplo, cuando uno está esperando adoptar por medio de una agencia, la trabajadora social tiene que hacer una visita cada seis meses, y el juez estaba preguntando por qué nos habían hecho tantas visitas, como diciendo que capaz que eramos peligrosos o algo así. Pero al final terminó todo bien, y el juez hasta posó para un par de fotos con nosotros.
Cuando salimos de la corte y fui a buscar el auto, un hombre en una gorra y un piloto me empezó a seguir, lo que me asustó un poco, siendo que estabamos en Ogden... pero el hombre este me paró y me preguntó "¿Disculpe, es usted un abogado?" "No", respondí, a lo cual el hombre este me dijo "Uh, disculpe. Espero que no lo haya ofendido" :)
Después de la corte fuimos a desayunar, y comimos un cinnamon roll del tamaño de mi cabeza.
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Para Halloween fuimos a la casa de nuestros amigos, los Muñoz, y nos prestaron un disfraz de pollo para Gabriel.
Gabriel con su amiga Emma Muñoz
Gabriel con el botín de esa noche
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