En español!
Cuando cumplió dos meses, edad en la que, según los libros que hemos estado leyendo histericamente, ya debería haber estado sonriendo, Gabriel era tan serio como cuando nació. Por supuesto (como buenos padres histericos que somos) que esto nos preocupó, y Megan incluso empezó a pensar que tal vez el chico era autista! Pero tres semanas atrás, Gabriel empezó a sonreir, a reirse, a hablar (en ese idioma que tiene él), todo de golpe. Incluso puede pararse. Bueno, con un poquito de ayuda del papá; pero como buen padre histerico que soy, eso es más que suficiente!
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